Un neologismo es una palabra nueva que aparece en una lengua, ya sea procedente de otra lengua o de nueva creación. La creación de neologismos se produce por modas y necesidades de nuevas denominaciones.
Para crear nuevas palabras en cualquier lengua hay diversos sistemas. El curso pasados vimos la derivación y la composición, que son sistemas morfológicos. Este año veremos otros métodos, como los préstamos , las siglas y los acrónimos.
Empecemos repasando:
Las onomatopoyas son un procedimiento de creación de palabras por imitación, es decir, palabras que imitan el sonido de un animal, un objeto o una acción:
Consiste en añadir a un lexema un morfema derivativo, ya sea prefijo (delante) o sufijo (detrás):
De zapato, añadiendo sufijos podemos formar: zapatera (oficio), zapatería (lugar), zapatazo (golpe con..),...
De poner, añadiendo prefijos podemos formar: contraponer, reponer, imponer, suponer, posponer,..
Consiste en la unión de dos morfemas independientes o de dos lexemas. Ejemplos:
Una familia de palabras o familia léxica está formado por todas las palabras que comparten el mismo lexema o raíz y que, por lo tanto, tienen cierta relación de significado.
Para crear una familia de palabras solamente hay que añadir a cualquier lexema todos los morfemas que pueda admitir, ya sean prefijos o sufijos, o bien lexemas.
Es la forma más fácil de creación de palabras. Consiste en tomar vocablos de otros idiomas. Términos como: blog, chat, e-book, hacker, enduro, fitness, batasuno, batzoki o burka son originarios de lenguas como el inglés, el euskera o el árabe.
Este no es un procedimiento nuevo, lleva miles de años en funcionamiento; pero, hay que hacer una advertencia: que un vocablo se utilice en un momento determinado, no significa que vaya a incorporarse definitivamente a una lengua. Por tanto, para saber a ciencia cierta si un préstamo acabará formando parte de una lengua determinada hay que dejar pasar el tiempo. De ahí que la Real Academia de la Lengua -la R.A.E.- se muestre cauta a la hora de incorporar nuevas palabras al Diccionario.
Los préstamos son el resultado de la convivencia social y cultural de las lenguas y de las gentes que las hablan. La introducción de préstamos se produce en muchos casos por necesidades internas de la lengua, que debe adaptarse a la constante aparición de nuevas realidades y nuevos referentes. Se entiende así la masiva entrada de palabras de origen francés relacionadas con la moda o con la gastronomía (chaqué, suflé, restaurante, metre, baguete), del inglés en el campo del deporte (fútbol, córner) y en las disciplinas técnicas, especialmente en la informática (disquete, computador).
Para explicar el diverso origen de estos préstamos hay que tener en
cuenta el concepto de prestigio: en cada época ha habido lenguas que
han ejercido una especial influencia sobre sus vecinas, debido a la
preponderancia cultural o política de la nación que la hablaba. Así se
justifica que el mayor número de préstamos introducidos en el
castellano durante el siglo XVI
proceda del italiano (escopeta, centinela, esbozo, esbelto,
escorzo, fachada, cuarteto, novela, capricho, etc…), en los
siglos XVIII y XIX del francés (detalle, favorito, galante, modista,
petrimetre, coqueta, chaqueta, pantalón, hotel, corsé, chalé, sofá,
avalancha, revancha, etc…), y en el XIX-XX del inglés (club, vagón, tranvía, túnel, yate, confor,
líder, mitin, reportero, turista, fútbol, tenis, claxon, etc…)
Tampoco hay que olvidar otro factor que posibilita la generalización
de los préstamos actuales: los medios de comunicación de masas.
Si embargo, no todos los préstamos son iguales, por lo que
diferenciamos entre:
Son préstamos que conservan su forma original.
Ortografía: Deben escribirse
siempre en cursiva y
si no puede
aparecer la cursiva, entre
comillas. Ejemplos: hall/"hall",
dossier/"dossier"...
Recomendación: Se debe evitar su uso cuando exista la palabra en español ("autoservicio" en lugar de self-service; "patrocinador" en lugar de sponsor...)
Extranjerismos que se han adaptado a la lengua
receptora, tanto en la prinunciación como en la escritura.
Algunos ejemplos en castellano son: chalé < châlet, gol < goal, aparcar < park, yogur < yoghurt.
Ortografía: siguen las reglas ortográficas del castellano.
Son traducciones literales de palabras y expresiones de otras
lenguas.
Ejemplos: jardín de infancia,
que es un calco del alemán Kindergarten;
final feliz, calco de happy end; asesino en serie, calco de serial killer; fin de semana (week-end), fuera de juego (offside), rascacielos
(skycroper), perrito caliente (hot dog), balompié (football), baloncesto (basketball), autoservicio (self-service)...
La RAE define la sigla como:
Se forman yuxtaponiendo las
iniciales de las palabras con significado léxico (normalmente
sustantivos y adjetivos) que integran una expresión compleja: UAB
(Universidad Autónoma de Barcelona), ONG (organización no
gubernamental).
Lo normal es que se prescinda de las palabras gramaticales
(artículos, preposiciones y conjunciones), pero algunas siglas las
tienen en cuenta por ser especialmente significativas (MSF por Médicos
Sin Frontera) o porque su inclusión facilita la pronunciación de la
sigla (CONACYT por Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología).
Hay cifras que incorporan también cifras u otros signos: G8 (por
grupo de los 8 países más industrializados), I+D (por investigación y
desarrollo).
No tienen plural en la escritura: “las ONG”. Por esta razón cuando se quiera hacer referencia a varias, se recomienda introducir la sigla con determinantes que indiquen pluralidad (algunos, varios, numerosos..). Ejemplo: algunas ONG, varios CD.
No se puede utilizar el recurso inglés, de añadir al final de la sigla una s minúscula, precedida o no de apóstrofe: *ONGs, *CD’s.
Toman el género de la palabra que constituye el núcleo de la
expresión abreviada, que normalmente ocupa el primer lugar en la
denominación: el FMI, por el «Fondo»
Monetario Internacional; la OEA,
por la «Organización»
de Estados Americanos; la
Unesco, por la United Nations Educational, Scientific and
Cultural «Organization»
(‘Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la
Cultura’).
Las siglas son una excepción a la regla que obliga a utilizar la
forma el del artículo cuando
la palabra femenina que sigue comienza por /a/ tónica; así, se dice la AFE
(y no el AFE), por «Asociación» de Futbolistas Españoles, ya que la
palabra asociación no comienza por /a/ tónica.
El DRAE define el acrónimo como:
Se forman combinando diferentes elementos para que se puedan pronunicar y leer como si fueran palabras normales. l
Los acrónimos se leen como se escriben, sin desarrollar los elementos abreviados.
La mayoría de los
acrónimos formados por la unión de elementos de dos o más palabras han
adoptado el género masculino,
incluso cuando, en la traducción, la palabra núcleo de la expresión
extranjera abreviada es femenina; así, se dice un
púlsar, a pesar de que estrella
(ingl. star) es femenino; un quásar, a pesar de que fuente (ingl. source) es femenino.
A veces, el masculino se explica por sobrentenderse un concepto
masculino elidido: el [rayo] láser, a
pesar de que luz (ingl. light) es femenino.
Excepción: los acrónimos que se originan a partir de siglas adoptan normalmente el género de la palabra núcleo de la denominación completa: la uci (porque unidad es palabra femenina), el sida (porque síndrome es palabra masculina)
Una vez incorporados al léxico común, los acrónimos forman el plural siguiendo las reglas generales de su formación en español: ovnis, ucis, radares, transistores.
Los acrónimos que se han incorporado al léxico general se escriben con:
Hay siglas que se pueden leer como palabras normales, por lo que son a la vez, siglas y acrónimos, como por ejemplo: ONU, OTAN,...
Cuando empleamos una sigla o un acrónimo desconocidos, a su lado
debe ir la “traducción”, entre paréntesis, la primera vez que la
empleamos en un escrito. Las veces siguientes no hace falta esta
explicación.